domingo, 14 de febrero de 2010

14 de febrero


Los amores de verano son intensos, explosivos, arrolladores. Parecen marcar una bisagra en nuestras vidas, como si hubiera un antes y un después. Al volver del lugar de veraneo y con el paso del tiempo, averiguamos que también suelen ser fugaces. Quien los ha vivido sabe de lo que uno habla. Lástima que con los años ahora me toca consolar en lugar de padecerlos.